El Arte Religioso en el Medioevo

Dentro de este oscuro período histórico denominado el medioevo, podemos comenzar a reconocer cerca del SXII determinadas conductas en arte y la arquitectura relativas a la actividades culturales del momento. Siempre que nos posicionamos dentro de un paradigma para analizarlo, explorarlo o criticarlo no debemos olvidar la base clave de cualquiera de estas actividades: comprenderlo. A lo largo de mi recorrido teórico por diversos periodos históricos siempre buscaré que podamos acercarnos más a una posibilidad de comprensión y no simplemente a una critica ociosa, porque muy fácil es criticar el pensamiento de la Edad Media con el diario del lunes del SXXI y con un celular con acceso a internet en la mano.
Ahora bien, tratemos de comprender a una civilización completamente devastada y desorganizada después de la caída del Imperio Romano, y con pocas definiciones especificas sobre su propio rumbo. La construcción de iglesias era muchas veces la única actividad de relevancia de toda una ciudad o comunidad, los esfuerzos para consolidarlas eran enormes; solamente imagínense la dificultad para movilizar grandes volúmenes de piedra desde las canteras hasta el sitio de edificación, ni hablar sobre erigir toda la construcción y encima representando la voluntad de Dios, una total hazaña. Así comenzaron a darse la consolidación de monasterios, el nacimiento de ciertas comunidades como Los Franciscanos, y gracias a eso las comunidades comenzaron a poder estar mas contenidas en los focos sociales que estos espacios propiciaban.
Pero qué sucede en las iglesias y en más específicamente en su interior, al respecto del arte o las piezas artísticas que «decoran» completan o enmarcan estos espacios de congregación donde en ese momento de la historia mal que mal «sucedía la vida». Lo que sucede es que comienzan a utilizarse imágenes como recursos para «EDUCAR» o «ADOCTRINAR» a los fieles (según de que lado de la historia les estén contando). En fin, que el objetivo era educar, transmitir un mensaje de paz para poder plantear alguna clase de «avance» social, hablando de una sociedad que apenas conocían de higiene personal, obviamente, el adoctrinamiento fue también real. Debates infinitos podremos abrir sobre esta situación pero volvamos a la comprensión de la «función» que tenía el arte en ésta época y cómo fue variando, mutando y transformándose a lo largo de los siglos.
Para empezar quiero situarlos brevemente dentro de una planta románica, estoy bastante segura de que el estimado lector al menos una vez se ha parado dentro de una construcción de características similares y evoco a su imaginación para situarse en este escenario: una nave central (si no sabe de que hablo piense en una novia caminando al altar), dos o bien cuatro naves laterales, un ábside, y un transepto ubicado justo entre la nave y el ábside. Estamos hablando generalmente de una planta en cruz, por el exterior la cara de mayor relevancia y en un principio la única relevante era la fachada principal por donde se realizaba el ingreso a la iglesia.
En esta fachada generalmente se suelen ubicar diversos elementos pero en esta oportunidad analizaremos un friso en la fachada de Saint Trophime, Arlés. Ubicado sobre el dintel de la fachada en este espacio levemente retraído de la misma que es el punto de tensión más relevante y es denominado tímpano, alberga la obra «Cristo en la Gloria» (La imagen de este articulo). En esta imagen claramente podemos ver a Cristo en el Centro rodeado de 4 símbolos/animales que son representativos de los evangelistas, San Marcos, San Mateo, San Juan, San Lucas, proceden del antiguo testamento, La Visión de Ezequiel (1 : 4,12) donde se describe el trono de Dios sostenido por cuatro hombres. Además por debajo podemos ver a los 12 apóstoles + 1. Y en el lado izquierdo de Cristo podemos ver las caras aterradas de quienes fueron al infierno y a su derecha las caras que lo miran con beneplácito a Cristo, quienes fueron al cielo. Esta representación resulta bastante concreta y directa, y sobretodo transmite un mensaje fuerte y claro: en el cielo se goza, en el infierno se sufre. He aquí entonces como podemos encontrar un mensaje directo de la Fe, que dicho sea de paso no solo buscaba educar o adoctrinar sino también mantener (o bien crear) la ley y el orden en un contexto caótico y poco definido. En lo que a la arquitectura respecta la búsqueda simbólica de la luz en esta era oscura, a través de la Iglesia, la Fe o el orden social, se convierte también en una búsqueda real de la luz en el interior de los edificios con dos carreras que se corren en simultáneo, la primera: bajar la esencia de la divinidad a la tierra, la segunda consolidar nuevos logros en el ámbito de desarrollo tecnológico. Si fue primero la divinidad y luego la tecnología o fue la tecnología primero y la búsqueda de divinidad después. nunca lo sabremos, es la verdadera historia del huevo y la gallina en el medioevo pero lo que sí puedo decirles no creo que una haya sido posible sin la otra. Ese debate y ese recorrido lo dejo para mi próximo articulo.

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